Descubrir Dzanga Sanhga, en la República Centroafricana, es una experiencia que no deja a nadie, y mucho menos a los amantes de la naturaleza y la aventura, indiferente. Desde el principio viajar a esta zona del país africano constituye toda una aventura emocionante, salpicada por momentos de riesgo y tranquilidad espiritual, que, sin duda, perdurarán de manera imborrable en nuestra memoria.
Para empezar conviene saber que no hay vuelos directos desde España y que para llegar hasta este rincón de África, situado entre las fronteras que unen Camerún y la República del Congo, hay que estar dispuestos a combinar vuelos con salidas, por ejemplo, desde Casablanca con destino a Bangui, ciudad situada a 520 kilómetros de Bayanga. Desde aquí, tenemos dos opciones: alquilar una avioneta o continuar la marcha por tierra en un viaje que puede demorarse entre dos o tres días.
Y aquí nos encontramos, en el Parque Nacional de Dzanga-Ndoki. Un mundo totalmente diferente a lo que estamos acostumbrados españoles y europeos. Con otra cultura, con costumbres diferentes y dotado de una indudable belleza y valor medioambiental. Desde aquí partiremos para realizar las rutas a seguir que nos permitirán conocer más a fondo esta zona de una gran belleza paisajística y poblada por tribus cuyo estilo de vida no nos dejará indiferente.
Situada en la parte norte de la cuenca del Congo, nos encontramos con las Áreas Protegidas (APDS), conocidas mundialmente por sus densos bosques tropicales, poblados por una rica vida silvestre y animal, en los que encontramos gorilas occidentales, elefantes, antílopes bongo, búfalos de bosque y una gran multitud de especies de aves. Hablar de sus habitantes es hacerlo de las tribus de los pescadores Sangha y de los cazadores y recolectores BaAka.
Dzanga Sanhga funciona como un centro de turismo ecológico y de investigación que aspira a convertirse en Patrimonio de la Humanidad. Desde aquí se pueden organizar visitas a otros parques nacionales como Lobéké en Camerún y Ndoky Nouabale en El Congo, zonas también protegidas e integradas dentro de lo que se ha denominado Réserve Spéciale de Forêt denso de Dzanga Sangha.
Para contemplar la vida animal y salvaje hay pocos lugares como la reserva de Dzanga sangha. Ubicada en la selva tropical del sur de la República Centroafricana, abarca una zona de más de 400 hectáreas, a su vez dividas en varias partes. En esta reserva natural se pueden observar los elefantes africanos del bosque, antílopes, mangabeys, bongos y búfalos. Si bien la principal atracción para los turistas es la reserva natural de los gorilas occidentales y avistamiento de grandes manadas de elefantes en el Bai de Dzanga. Su extensión hace que la zona esté considerada como un santuario de la gran fauna de selva africana.
Dzanga-Sangha es el hogar de los pigmeos Baka, una tribu cuyos miembros ofrecen la posibilidad al turista de salir con ellos de cacería, a recolectar plantas medicinales, degustar su cocina típica y hasta adentrarse en la selva para ver a los gorilas occidentales en su hábitat natural. Los Baka están considerados como el último pueblo recolector y cazador del continente africano. En unas chozas, llamadas mongulu y levantadas con hojas y ramas habitan esta tribu que para comunicarse emplea uno de los cuarenta dialectos de las lenguas Ubangi. La mejor época para visitar la reserva es la comprendida entre los meses de noviembre y abril, periodo soleado y con un clima agradable.
En Bai Hokou, todo es diferente. Verdor omnipresente de mil tonalidades, estrambóticos sonidos tropicales, olores de todo tipo. Todo es exuberancia. Aquí, el tumulto de la ciudad se olvida y se entra en un paraíso donde es posible estar en contacto directo con animales como los gorilas. Se produce entonces una mezcla de excitación y expectación difícil de definir. En esta reserva, un grupo de investigadores se encarga localizar y seguir a los gorilas cada día. Desde bien temprano, el equipo se ponen en movimiento y sigue las huellas que los gorilas han ido marcando en su movimiento y búsqueda de víveres para comer. Esta tarea no puede lograrse sin la ayuda de rastreadores de pigmeos cuyos sentidos están en perfecta sintonía con el bosque. El seguimiento de la sola experiencia que supone buscar gorilas en el bosque, te deja con un recuerdo inolvidable. Para ello, se siguen caminos de elefantes y estrechos senderos, a veces atravesando bosquecillos. La búsqueda puede ser fatigosa, ya que los gorilas a veces pueden cubrir grandes distancias antes de encontrar un árbol de fruta de su elección. A veces una o dos horas pasan antes de establecer contacto con los gorilas. Al mediodía, el equipo de seguimiento se sustituye y comunica su posición correcta al campamento por radio.
Desde mediados de 2008 sólo 6 turistas por día pueden participar en el rastreo de gorilas (3 de la mañana y las 3 de la tarde). Todos los participantes tienen que tomar responsabilidad por sí mismos de cualquier riesgo. La administración del parque ha fijado una edad mínima de 16 años. Los visitantes son informados de las normas de conducta en el campo. Nadie con diarrea, las enfermedades transmisibles resfriado u otra puede participar, esto es para no poner en peligro la salud de los gorilas. El campamento está a una hora de coche en coche de Bayanga (35 km). Uno puede inscribirse para el rastreo de gorilas en Bayanga, que está en contacto por radio con el campamento Bai Hokou. Todas las actividades forestales están acompañadas por guías especializados. Sin duda, un viaje lleno de emociones imposibles de olvidar y que ayudará a descubrir la armonía y sincronía con la que hombre y naturaleza conviven a día de hoy.
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